Penumbras del día
me hacen recordar
la noche borracha
de anteayer al rezar.
Paganos días
en noches de amor.
Envidia mía
sobre un sólo don.
Pensamiento encogido
azúcar de limón.
Veintidós de un día
Veintitrés de dos.
Y es así cómo termino
con un verso atroz
que vio la vida un día
y hoy, hoy, solamente, la hoz.
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