martes, 31 de octubre de 2006

Estrella 2

Anocheció y le perdí. Sabía que en algún lugar la había puesto mas por más que la buscaba no podía encontrarla. Alguien dijo: “las cosas están en el último lugar que las buscas”. Y yo pensando “!Ah, claro, desde luego…eso es…genial!…pendejo…” alcé las cejas y sonreí como a quien se le acaba de romper un martillo de a dólar. El clavo, sin duda, era más fuerte. Me pregunto ¿cuánto habrá costado el clavo? Me pregunto si los venderán en paquetes de tres o individuales. Dudo mucho que los vendan en paquetes de 2 porque, entonces, ¿qué hicieron con el otro?

¿De qué chingados hablas?

¿Qué? ¡Ah, sí! Perdón. Decía que le había perdido. Recuerdo que en el árbol que está a cinco pasos dirección al único destello nocturno (provocado por el abrir y cerrar de la puerta del bar que está cerca del bosque) del árbol al cual no le llega la luz del sol grabé un mapa detallado de como llegar a donde le había dejado. Ayer, fui a buscar el árbol pero tampoco lo encontré. Al parecer la sudestada lo arrancó de raíz. Quizá, solamente, me equivoque de mar. ¿Pero que no el mar es uno sólo?

Traté de buscarlo así sin más ni más pero me sentí como si estuviera en un barco en 1492. Desafortunadamente, no corrí con la misma suerte. No encontré nada. Y cuando digo esto me refiero a que si hubiera encontrado algo no hubiera podido decirlo. Triste, por no haberle hallado, regresé a la ciudad de los momentos congelados y recordé, he invité a mis vecinos a recordar, que no siempre la noche fue así, tan oscura. Recordamos que un día (o una noche) la noche tuvo una luna (como lo dicen los libros de historia) y recordé que alguna vez el cielo tuvo una estrella que egoístamente descolgué y escondí; y que ahora que la sudestada ha venido (aunque repito que quizá sólo me equivoque de mar) quizá nunca la vuelva a encontrar.

miércoles, 18 de octubre de 2006

Beso de aguijón.

Anteayer te (me) vi viviendo en las vejaciones de la vejez. Vilmente la vida había desbaratado todo sueño y vomitado sobre cada viernes, sobre cada vivencia. Lo que vi fue, verdaderamente, aterrorizante.

Te vi tratando de sacarle la última bocanada al puro que se había terminado hacía ya tres años. Aunque, en realidad, no recuerdo si en verdad tres años pasaron. Igual pudo haber terminadose el segundo anterior o el siguiente (de esto tampoco estoy muy seguro). Vi que de tus labios un poco de humo salía y quise felicitarte por haber, quizá, terminado de fumar un puro que se había terminado de fumar en el mañana, aunque también pudo haber sido hace tres años. Ya lo dije, no estoy seguro.

Volteaste y viste mi mano, vi que veías mi mano y me dio una vergüenza terrible. No es que sea de manos feas, de hecho hasta mataría por ellas. Pero es que tus manos y tu mirada eran para morir. De tus labios, ni hablar. Hacía ya tiempo que había decidido que el día que me besaras compraría una pistola. Digo, ¿qué más pudiera esperar alguien como yo de la vida? Sin duda alguna ese hubiera sido el momento más significativo y el mayor logro que jamás hubiera podido alcanzado. Después de un beso tuyo ya ni la música me causaría placer. Entonces, ¿para qué vivir?

Recuerdo aquella vez que borracha trataste de besarme. "Espera un poco" te dije mientras sacaba la billetera de mi pantalón para ver si los fondos eran suficientes. Cuando terminé de corroborar que después de todas las cervezas que compré aún me alcanzaba, volteé a buscar tus labios mas Nix ya estaba sosteniendo tu pelo. Ya hasta había pensado que rumbo tomar después de dejarte en casa. Pero cuando finalmente te reincorporaste me dijiste que te daba asco. No el vómito, ni yo, ni tú, ni la noche, ni Nix, ni el ayer que ya era anteayer, ni el pasado mañana que se volvió mañana, ni el mañana mutó en hoy, ni siquiera la mañana de esa noche, sino simplemente el hecho de besarme. Me así a la idea de que te daba asco besarme porque te daba asco el pensar en que me iba a dar asco el besarte después de lo ocurrido, nunca dijiste eso.

Gracias al asco que sentiste aquella vez es que hoy puedo ver que ves mi mano, mirarte a los ojos y robarte un beso. No te preocupes, ayer cuando dormías salí a prepararme para la ocasión.

martes, 17 de octubre de 2006

¿Coincidencias?

¿Crees que fue una coincidencia que la noche durara desde el anochecer hasta el amanecer? ¿Qué la vida comience y termine en llanto? ¿Qué el "gatekeeper" aquél imposibilitara tomar una cerveza y que, al mismo tiempo, abriera la puerta del resto de la noche? ¿Crees que fue una coincidencia que la noche no muriera por tener acceso a cuatro llantas, un molino y un reloj? ¿Crees que fue una coincidencia cómo el mago de la oscuridad se junto con el hada de la blancura y el duende de la media luz para cocinar a presión unas horas más y servirlas en un flan de besos acompañado de caramelo sabor flash? ¿En realidad crees que ver a un Fito de segunda enterrado en la ciudad que te hizo recordar y a quien le regalaste un par de monedas, fue una coincidencia?


“There are no coincidences, Delia... only the illusion of coincidence.”

-V

viernes, 13 de octubre de 2006

Estrella

¿Y luego qué te dijo?
Nada, solamente "bye".
¿Neta?
¿Qué ganaría yo con mentirte?
Y ¿Lo sabe?
¿Qué?
Eso que me platicaste del domingo que volaste por la exosfera.
Supongo.
¿Supones pendejo?¿Supones? No me vengas con mamadas.
Es que a veces hasta yo dudo que fue real. Digo, si hubiera sido real hubiera salido en la cadena nacional ¿no?. Supongo que no todos los días un patán como yo puede volar así nomás, de la nada.
Pues sí pero si vas con esa historia a una cadena televisiva por supuesto que no te van a creer.
¡Pero es verdad!
¿Ah, si? Quiero testigos.
Pues si quieres ve a su departamento para que le preguntes.
¿Qué nadie más te vio?
Sí, muchos más pero no sé si se dieron cuenta de lo que estaba pasando.
Y, sí le pregunto ¿qué me va a decir?
Que soy un patán por supuesto. Que todo está en mi cabeza, que nunca volé y que tiene fotografías que lo corroboran.
Entonces, ¿cómo chingados quieres que te crea?
¿Crees en Dios?
Sí.
Así, igualito.
¡Ay, sí! Y a mi me dicen El Peladas, ¿no?
Bueno, pues si quieres creerme sino vete a la verga.
No te me encabornes tampoco huevón. Primero me vienes con historias de que volaste por la exosfera y de que tu vista estaba más afilada que la de un águila y quesque le pudiste ver, desde allá arriba, sobre la copa de un árbol, bajaste y le besaste y luego ¡puf! como cohete otra vez para arriba y de que así estuviste volando toda la noche. Y luego, cuando te pido que me lo compruebes, sales con tus pendejadas. Que se me hace que te metiste algo.
Bueno, también. Pero te aseguro que eso no tiene nada que ver con lo que viví y con lo que sentí.
¡Sí, ya me lo imaginaba! Ahora si huevón, ve y hablale a las noticias y diles que fuiste capaz de hacer todo eso aún estando intoxicado.
Bueno, si no me quieres creer está bien. Nada más dejame enseñarte algo. Si todo esto que te digo no es real ¿Cómo crees que tengo este pedazo de estrella incrustado en el corazón?
¡Pinche no mames! ¿Que chingados haces? ¡Ya esperate güey deja el pinche abrecartas!
Miralo, velo. ¿Lo ves? Se me quedó pegado cuando baje a besarle. Ahora, llevame a un hospital donde te saquen estrellas del corazón porque no creo que sobreviva mucho tiempo con el corazón a la interperie y con una estrella incrustada en él.
¿Dónde está el teléfono?

jueves, 12 de octubre de 2006

I know that you knew what I knew

I knew it
I guess you
knew it too.

But did you
know that I
knew it too?

I knew what
I knew. But
did you know
what I knew?

Or did you
only know
what you thought
that I knew?

Because I
knew it all.
I knew it
then and I
know it now.

I knew the
first thing, yes
and I knew
the rest too.

What did you
know? Did you
know it too?
I doubt it.

I doubt that you knew that the rest of the galloping days were going to past by so fast. Delivering what they did. I, on the other hand, knew it. I saw them at the start line and I tried to warn them that it was useless and suicidal but I couldn't. The first instant was spectacularly magical, the coming and going, the staying and going, the shooting and rolling, the killing and mourning…then, again, the killing and the mourning. Then, the morning.

Do you remember what you knew? Because I knew everything. I saw the cliff I just didn’t know how long it would take the days to fall over it. It didn’t take so long. I just hope some of them survived so we can kill them together and maybe breed them and have newborn days. Then we would watch them grow and get old and then we, with a little mill, will break them into pieces and inhale their white spirit knowing that everything is ending and that the tomorrow will bring sorrow.

Then, later in the morning we would get up and see the carcasses of the days we have killed, actually, assassinated. We would see the newborn-wingless days flipping their stumps around and then I would be certain, with the certainty of an infallible suicide, that I would have to kill prematurely another one within the next three hours. It would make me sad. Tired, I would put my arms around you in preparation to kill the infant day. You would say bye and I would shot the day in the face with the invisible plastic gun that I stole from your back. I don’t think you even noticed that you had it there. I don't think you even realized what just happened.

Probably the racing days are all dead now. I hope they are just hurt.

¿Cachai?

miércoles, 11 de octubre de 2006

La bicicleta de la noche

En la bicicleta de las noches me paseo sin siquiera la vista voltear. Es más, sin siquiera ver. De cuando en cuando las calaveras parecieran calaveras mas nunca, nunca y desafortunadamente, mutan en carabelas. Sería genial ver eso, un Colón al que la inhalación del viaje le provocara la difuminación de todo sentido espacial. Y que yo, aquí en América, viera solamente un cometa de vómito medieval con reminisencia de renacimiento aparecer de la nada y no caer en los blancos. Distinguir las Indias de las Indias le resultaría una tarea tan sencilla como librarse de la venganza del caballito, que resultó ser uno más de los necesarios, en donde la antigravedad no responde, ni respondería, ni responderá a la gravedad, ni siquiera a la de la situación. Tampoco podría saber de las indias. Mucho menos de los indios que quizá para este entonces ya estarían en el Sahara.

En la bicicleta de la noche me gusta pasear. Tener soles por pedales y un espejo de queso por retrovisor.

martes, 10 de octubre de 2006

Prueba

Una prueba del destino incurable del panda enfermizo del zoológico divino del dios incurablemente egoísta.