Hay veces en que me pierdo en el laberinto del tiempo. Volteo y me veo atándome las agujetas, preparándome para la carrera. Después, miro hacia el frente y me veo cansado de correr, con las manos en las rodillas y esperándome a que me alcance.
Creo que un día de estos me levantaré y por fin comprenderé que el correr delante y detrás de mí no es saludable.
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