Te vi congelada en un beso somnoliento, discirniendo si era yo a quien deberías de amar (si no para siempre, sí por éste momento). Ahora, con la voz que lo sabe y lo ve todo te digo: "sí, soy yo a quien debes de amar" (si no para siempre, sí por éste momento)".
Me das un beso loco y luego un beso desconocido. No lo entiendo; me enloquece.
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