El autobús me recibe con sólo un par de pasajero, debido a mi rodilla tomo un asiento que me acomoda y no me muevo a ver el caos aún y cuando una chica me pregunta si puedo sentarme cerca a la ventanilla. Solo, viajo solo; sólo Fito Páez me acompaña en el viaje más largo. Paso por debajo de puente y lo árboles me pasan, nos pasan. Recuerdo mi partida y mi llegada.
El "priority seating" me acecha y en silencio me recrimina. Tuve un accidente hace un par de meses y hoy mi rodilla se queja nuevamente. Hemos llegado a la carretera y los autos se aconglomeran.
Las hojas naranjas, apacibles, sin viento, sin susurros, sin voltear a verme me despiden. La ciudad me despide, un día lindo y raro para un otoño en DC. El autobús está atestado. Las personas se amontonan entre montones de maletas. Todos vamos, nadie viene. Todos vamos a encontrar nuesto destino.
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